La Felicidad
Ya que en el Congreso se habló bastante de la felicidad, he creído conveniente repasar este tema con el libro de Sivananda que estamos estudiando y sobre el que debemos reflexionar con cuidado, Senda Divina.
Seguro que sus palabras son tan sugerentes que os hacen repensar este tema en vuestras vidas!!
LA FELICIDAD
«El hombre desea felicidad. Evita el dolor. Remueve el cielo y la tierra para obtener la felicidad que desea de los objetos sensoriales, y he ahí que se enreda en las redes inextricables de Maia. ¡Pobre hombre! No sabe que esos objetos son perecederos y evanescentes, finitos y condicionados en el tiempo, el espacio y la causación. Y lo que es más, fracasa en obtener de ellos la felicidad deseada.
El placer sensual es ilusorio. El encantamiento permanece en tanto que la persona no posee el objeto deseado. Pero en el momento mismo en que lo posee, el encanto se desvanece. Descubre entonces que se ha metido en un enredo.
El bachiller piensa en el matrimonio noche y día. Pero en el momento en que se consuma el matrimonio, se siente prisionero. No es capaz de satisfacer los extravagantes caprichos de su esposa. Sólo desea entonces huir de su hogar hacia los bosques. El rico que aún no tiene hijos piensa que será más feliz cuando tenga uno. Se preocupa día y noche por tener un hijo, hace peregrinaciones a Ramésuaram y a Kasi y realiza diversas ceremonias religiosas. Pero cuando al fin tiene el hijo, se siente miserable, pues éste padece ataques epilépticos y él tiene que gastar su dinero en pagar a los médicos. Pero ni aun así hay curación. Así es el ilusionismo de Maia. El mundo entero está sometido a la tentación.
Un triste espectáculo
La persona mundana está siempre sumida en la tristeza. Siempre lucha por obtener algo, dinero, poder, posición, etc. Vive siempre en estado de ansiedad por si lo conseguirá o no; e incluso cuando al fin posee lo que tanto deseó, le atormenta terriblemente la idea de perderlo.
Una persona rica posee abundantes riquezas, pero supongamos que no tiene hijos. Se siente apenada en su corazón. Un pobre, sin embargo, tiene catorce hijos, pero no tiene cómo alimentarles, por lo que se siente desdichado. Otro hombre tiene riquezas e hijos, pero uno de éstos decide hacerse vagabundo, por lo que el padre se preocupa. Aún otro hombre posee riquezas e hijos buenos, pero su esposa es quisquillosa. Nadie es, pues, feliz en este mundo.
El juez se siente descontento, pues anhela convertirse en juez supremo. También el ministro se siente descontento, pues desea convertirse en primer ministro. El millonario se siente descontento, pues ambiciona convertirse en multimillonario, o Croropati. El marido está descontento porque su esposa es negra y flaca; desea casarse con otra más guapa. Pero la esposa se siente, a su vez, descontenta, y desea divorciarse para casarse con otro hombre más joven y rico. Una persona delgada se siente infeliz; desea engordar, por lo que toma aceite de hígado de bacalao. Pero también la persona gorda es infeliz; desea adelgazar y toma pastillas adelgazantes. Ninguna persona está, pues, contenta en este mundo.
El médico piensa que el abogado deber ser muy feliz. Pero el abogado piensa, a su vez, que el hombre de negocios debe ser más feliz.
Éste piensa, sin embargo, que el juez es más feliz. El juez cree que más feliz que él es un profesor. Nadie es feliz en el mundo.
El emperador no se siente feliz. El dictador no es feliz. El presidente de un gobierno no es feliz. Ni siquiera el dios Indra es fe1iz.
¿Quién es entonces feliz? El sabio es feliz. El Yogui es feliz. Quien ha controlado su mente es feliz.
La felicidad proviene únicamente de la paz de la mente. Pero ésta proviene, a su vez, de un estado de mente en el que no hay deseos, ni ilusión, o Moho, ni percepción de los objetos, o Vishaia, ni pensamiento acerca de los objetos. Has de abandonar todo deseo de placer antes de poder penetrar en el reino de la paz.
La causa del dolor es el placer. La causa de la muerte es el amor a la vida sensorial. Abandona todo placer sensorial si no deseas padecer dolor. Abandona la vida sensual si no deseas morir.
El goce del objeto deseado no puede producir la satisfacción de dicho deseo. Por el contrario, agrava e intensifica los deseos, inquietando aun más la mente por causa del anhelo, o Trishna, de igual modo que al verter aceite el fuego crece.
Muchas personas ricas, a pesar de sus inmensas riquezas y de poseer dos o tres mujeres, se sienten extremadamente miserables e infelices. He conocido a varios ricos terratenientes, y todos ellos se sienten descontentos, inquietos, malhumorados y muy desdichados. Es, pues, evidente que la felicidad no yace en dinero, ni en los objetos, ni en las mujeres.
La fuente de la felicidad
No existe ninguna felicidad en ninguno de los objetos mundanos. No existe una sola pizca de felicidad en los objetos, porque éstos son insensibles. Incluso el placer sensual es tan sólo un reflejo de la dicha átmica, o del Ser. Indica una ignorancia absoluta pensar que se deriva ningún placer de los objetos sensoriales o de la mente.
Cuando se produce un deseo en la mente, ésta se llena de actividad, o Rayas. La mente se agita. Se inquieta e impacienta. Y permanecerá inquieta hasta obtener el objeto deseado. Sólo cuando se obtiene y disfruta el objeto, cuando el deseo ha sido gratificado, la mente tiende hacia el Alma Interna. Cesa entOnces de funcionar y se llena de pureza, o Sattua. Todos los pensamientos se desvanecen durante apenas un segundo, y la mente descansa entonces en el Alma Interna. La dicha del Alma se refleja en el intelecto. Pero el hombre ignorante cree obtener la felicidad del objeto, al igual que el perro que mordisquea un hueso seco imagina hallar placer en ello y que sale sangre de él, cuando en realidad la sangre procede de su propio paladar.
La auténtica felicidad se halla dentro de uno
La verdadera felicidad se halla dentro de ti. Se halla en el Atman. Es subjetiva. Se manifiesta sólo cuando la mente se concentra. Cuando los sentidos, o Indriyas, se abstraen de los objetos externos, cuando la mente permanece fija en un punto, cuando se destruyen los deseos sutiles (Vasana-kshaia) y se aniquila la mente (Manonasa), cuando dejas de albergar deseos y pensamientos, la dicha átmica empieza a amanecer y empiezas a experimentar la felicidad espiritual, o Ananda. El almizcle se encuentra en el ombligo del ciervo y, sin embargo, éste corre de aquí para allá para olerlo. El collar se halla en el cuello de la damisela, pero ésta corre de un lado a otro en su busca. El valioso diamante se halla en tu interior, Sin embargo corres en vano tras los trozos de cristal. De igual modo, el océano de dicha se halla en tu interior, la fuente de felicidad está dentro de ti y, sin embargo, corres de aquí para allá en su busca. El Sol de soles brilla siempre dentro de ti mismo, mas sus ojos cegados no pueden contemplarlo. El sonido eterno resuena en tu interior, mas tus oídos ensordecidos no pueden escuchado.
Ve adonde quieras, a Gulmarg o a Pahalgam, a Kashmir, a Daryeling o a Simia, a Viena o a los Alpes. Da lo mismo. No hallarás verdadero descanso. Las maravillosas vistas podrán relajar tu retina durante apenas un segundo. Pero la atracción y la repulsión (Raga y Duesha), los celos, la pasión y la avaricia están en todas partes. Hallarás la misma tierra, el mismo cielo, el mismo aire y la misma agua. Y llevas contigo a tu propia mente. La imaginación y el cambio de lugar han engañado siempre a no pocos. ¡Oh hombre! Permanece contento. Vive donde desees, pero disciplina tu mente y sentidos. Medita en el Ser Interno, o Antaratman, incesantemente. Ahí hallarás la paz duradera. Entonces dejará tu mente de engañarte.
El Raya Bhartrihari, el Raya Gopichand y Buddha abandonaron sus reinos y todo tipo de objetos placenteros, palacios, música, hijos, esposa, etc., sólo para alcanzar la dicha átmica imperecedera. Alcanzaron la inmortalidad. Y ellos no eran locos. De haber habido auténtica felicidad en los objetos, habrían permanecido en este mundo. La dificultad estriba en que los hombres mundanos, con un intelecto mundano (Viavaharic Buddhi), no son capaces de entender ni concebir la dicha espiritual súper sensorial que existe más allá de los sentidos, la mente y el intelecto.
El placer sensual y la dicha espiritual
La dicha espiritual es la felicidad más elevada. La dicha espiritual es la felicidad de la propia Alma. Es la dicha trascendental. Es independiente de los objetos. Es constante, uniforme y eterna. Sólo el sabio la disfruta. El placer sensual proviene de la emoción. Pero la dicha del Alma es la felicidad del Ser. Es la naturaleza inherente al Atman. El placer es temporal y fútil. La dicha es eterna e imperecedera. El placer se mezcla con el dolor. La dicha es una felicidad sin mezcla. El placer depende de los nervios, la mente y los objetos. La dicha es independiente y existe si misma. Ha de hacerse un esfuerzo para gozar de los placeres sensuales, mientras que no hace falta esforzarse por experimentar la dicha Alma. La gota se funde en el océano. El alma individual, o Yiva, Flota en el océano de la dicha.
Purifica tu mente por medio del Yapa, el Satsanga, la caridad, el control de la mente, el servicio desinteresado, el autocontrol, el estudio del Guita, los Upanishads y el Yoga- Vasishtha, la práctica de unas normas de conducta (Yama y Niyama), de Pranaiama, del desapasionamiento (Vairaguia) y de la renunciación (Tiaga). Obtendrás entonces un instrumento adecuado para la meditación: una mente calmada, aguda, sutil y firme. Comienza la meditación, con la ayuda de este instrumento, durante tres horas por la mañana y tres horas por la tarde. Entonces amanecerá en ti una nueva e indescriptible felicidad, o Ananda. Te convencerás de la existencia de una dicha espiritual súper sensorial. Tendrás que sentir por ti mismo esa Ananda espiritual. Tendrás que disfrutarla por ti mismo. ¿Puedes explicar el placer sexual a un niño de doce años? ¿Puedes explicar el placer de saborear el azúcar a un niño que no la haya probado nunca? No puedes hacerlo. Él mismo debe probarla, como también deberá experimentar por sí mismo, cuando crezca, el placer carnal.
Los hombres mundanos se sienten muy felices cuando obtienen algún alimento, algún dinero y una mujer. ¡Si ellos pudiesen siquiera probar el néctar de la inmortalidad, cuán intensa sería la felicidad que sentirían!
El cuerpo es la morada de la miseria y la enfermedad. La riqueza cuesta mucho de adquirir y de conservar. La tristeza de cada nueva cosa a la que nos atamos. Las esposas o esposos son una fuente constante de inquietud. Pero, ¡he ahí!, la gente prefiere ese camino de sufrimiento al del gozo espiritual.
Ya has tenido suficiente de té y café, de soda y limonada, de padre, madre, hijos, hijas, hermanos, hermanas y parientes. Has tenido incontables padres y madres, esposas e hijos en el pasado. Viniste solo y solo te irás. Nada te seguirá excepto tus propias acciones. Realiza a Dios. Todo sufrimiento tocará a su fin.
Aun rodeado de objetos placenteros o dolorosos que perturban tu equilibrio de mente, permanece inmóvil como una roca, aceptando Yodo con ecuanimidad. Sé siempre alegre. Sonríe. ¿Cómo puede una mente entristecida y apesadumbrada pensar en Dios? Trata de estar siempre feliz. La felicidad es tu naturaleza misma. A eso se le llama alegría. Ese espíritu alegre han de cultivarlo todos los aspirantes.
Mantén tu mente en un estado moderado, o en el medio ideal. No la dejes correr hacia los excesos. Algunas personas mueren por la impresión producida por una depresión extrema, como también por una alegría extrema. No permitas que se produzca en tu mente una alegría excesiva, o Uddharsha. La mente tiende siempre a los extremos, ya sea a la depresión extrema o a la alegría extrema. Los extremos se tocan. Los extremos producen una reacción. La mente no puede permanecer calmada cuando experimenta una alegría excesiva. Haz que tu mente esté siempre alegre, pero calmada.
Este mundo es una mera apariencia. La mente y los sentidos te engañan a cada instante. Confundes el dolor con el placer. No existe una sola pizca de felicidad en este universo sensorial. Abandona toda idea y toda lucha egoísta por amasar riquezas. Avanza directamente hacia ese control remoto que hace moverse a estos juguetes de carne y hueso que son los cuerpos humanos, el cual sostiene este gran escenario, pero que está detrás de él. Sólo en Él hallarás una felicidad duradera y una alegría eterna. Fúndete en Él practicando diariamente meditación y Yapa (mantralización)».
Senda Divina.
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