En qué meditar
La mente emite al mismo tiempo múltiples pensamientos en diferentes niveles del subconsciente
Cuando comenzamos a practicar meditación, comprobamos que eso de dejar la mente quieta y en silencio no es tan fácil, porque tiene demasiada autonomía. Al no haber puesto nunca atención a su funcionamiento, la mente proyecta lo que le viene en gana sin ningún tipo de control: todo tipo de pensamientos, discursos, argumentaciones, sueños, ilusiones, proyectos, deseos y hasta escenas mentales de toda índole tienen cabida en nuestra mente, porque nunca nos han enseñado a controlarla.
Este funcionamiento de la mente es una anomalía de ella, una especie de enfermedad llamada «ego», que ha alterado su naturaleza. En realidad, la naturaleza de la mente es pasiva, no activa. La mente está concebida para recibir información, y no para proyectar todo ese material subjetivo que emite en nuestra pantalla mental, filtrando y deformando nuestra percepción del mundo.
¿Y qué es lo que la mente proyecta? Es fácil: nuestros temores, nuestros traumas, nuestros conceptos, nuestras opiniones, nuestros juicios, nuestros intereses, nuestros apegos, nuestras fantasías, nuestros ideales, etc… Este es el motivo por el que cada persona ve el mundo «a su manera», y existan tantos problemas de comunicación en los seres humanos, porque cada uno entiende las cosas según le convenga a su mente.
Esta conducta activa, proyectiva, emisora, de la mente es el principal motivo de que no esté en silencio. No está en silencio porque está hablando en nuestro interior sin parar. Es agotador y crea mucho cansancio a nivel cognitivo. También es uno de los factores determinantes del stress, y de todo tipo de obsesiones y desequilibrios mentales.
Cada pensamiento tira para un lado
Como no hemos educado a la mente para que esté en silencio, en estado receptivo, es muy difícil que ahora lo consigamos. La mente es en realidad como un niño déspota que se ha acostumbrado a hacer lo que le apetece sin ningún tipo de control. Por este motivo, al principio uno se encuenra confuso porque no logra la concentración deseada. Uno cierra los ojos, respira un poco e intenta serenarse, pero entonces la mente, en plena ebullición, no deja de lanzar pensamientos de toda índole que van y que vienen, y que terminan distrayéndonos, entreteníendonos, alterándonos, etc… y todo esto nos desanima.
Más adelante hablaremos sobre cómo controlar estos estados de la mente en nuestra práctica, pero una de las cosas que más ayudan al principio es seleccionar bien sobre qué queremos meditar. Aconsejamos que el objeto de tu meditación sea algo que te guste mucho: una música, un ser querido, tu mascota, tu planta favorita, cualquier objeto por el que sientas predilección, etc…
Puedes meditar en tu cuerpo, en tu respiración, en alguno de tus deseos, en tu corazón o en tu Ser.
Medita en lo que quieras al principio. No tengas grandes pretensiones. No aspires a metas muy altas. Simplemente medita. Siéntate. Estate en ti. Permanece en ti y concéntrate en algo que te deleite y te haga sentir bien.
Puede ser algo sencillo, algo normal y cotidiano. No tiene por qué ser nada muy trascendental. La meditación es así: natural y simple. Puedes meditar cinco minutos, tal vez diez… no es necesario que empieces haciendo meditaciones de una o dos horas. Siéntate cómodamente y medita. Genera poco a poco el silencio y la serenidad a tu alrededor y dentro de ti. No pasa nada si al principio no tienes sensaciones místicas ni trascedentales. Eso es algo que llega tras mucho tiempo practicando. Sin embargo, generar un estado de bienestar y de calma, establecer una nueva relación personal contigo mismo y aprender a dedicar todos los días unos minutos a ti es el mejor de los comienzos: el comienzo de un camino profundamente bello e intenso hacia tu Verdad.
2 Comentarios
Hace mucho que imtento meditar Pero no lo xonsigo. Que puedo hacer, donse puedo obtenee informacion?
Estimada María,
Lo primero que deberías hacer es darme información de tu lugar de residencia para poder ponerte en contacto con alguna persona que pueda ayudarte y a la que te puedas dirigir.
Un saludo.